" - ¿De qué te ríes?
- No me soltabas.
- No quiero soltarte. "
- Necesito saber por qué me quieres.
- Porque te quiero.
- Quiero fiarme de ti cuando dices esas palabras. Es posible que si sé por qué, no vuelva a asustarme cuando tu me las digas.
- Vale...
- O decirlas yo.
- Es por eso. Porque me gusta que me interrumpas. Que es casi siempre, por cierto. Te quiero porque no pides perdón por ser cómo eres. Preciosa, lista, sexy como nadie...
- ¡Vas a sonrojarme!
- Otra razón. No sabes cómo influyes en mi. Y tampoco sabes que te ríes como una niña pequeña.
- Jajajajajaja.
- Justo así.